Las fobias son aquellas patologías en que algún estímulo, ya sea un objeto o alguna situación, provoca un miedo, ansiedad o malestar suficientemente elevado como para interferir en el funcionamiento normal. Se entiende por funcionamiento normal aquellas actividades de la vida diaria como por ejemplo la interacción social, desempeño laboral, etc.

El proceso de desarrollar una fobia puede ser mediante la propia experiencia o de forma vicaria, es decir mediante la observación en otras personas. También puede surgir tanto de forma abrupta a raíz de algún suceso impactante, como progresiva, en que poco a poco se van sucediendo momentos que van condicionando este estímulo.

En la mayoría de las ocasiones se intenta evitar al máximo todo aquello que tenga que ver con el estímulo temido o que se le aproxime, ya que incluso el hecho de anticipar la futura aparición genera malestar tanto de forma cognitiva como a nivel de sensaciones físicas.

Existen fobias específicas como por ejemplo la conocida agorafobia, o la fobia a la sangre, a volar, a las arañas, etc. Pero también existe la fobia social de forma genérica, que se presenta ante cualquier tipo de interacción con otras personas, sean o no conocidas, generando mucho malestar.

Los síntomas más representativos en los casos de fobias son aquellos que se relacionan con manifestaciones de ansiedad. A continuación enumeramos los más importantes:

• Miedo a que suceda algo terrible;
• Nerviosismo/inquietud;
• Llanto;
• Sudoración;
• Taquicardia;
• Temblores;
• Pensamiento acelerado;
• Dificultad para concentrarse;
• Parálisis.