El Sistema Nervioso Autónomo

El Sistema Nervioso Autónomo: el control automático de nuestro cuerpo

¿Alguna vez te has preguntado cómo el corazón late sin tener que pensar en hacerlo o cómo el cuerpo regula la temperatura sin tener que hacer nada de forma consciente? Estas funciones, y muchas otras, son posible gracias al Sistema Nervioso Autónomo (SNA).

 

¿Qué es el Sistema Nervioso Autónomo?

El Sistema Nervioso (SN) es un sistema de comunicación en nuestro cuerpo que nos permite sentir y responder al mundo que nos rodea. El SN se divide en dos partes principales: el Sistema Nervioso Central y el Sistema Nervioso Periférico.

  1. El Sistema Nervioso Central (SNC) está formado por el cerebro y la médula espinal y se encarga de procesar la información sensorial y generar las respuestas motoras.
  2. El Sistema Nervioso Periférico (SNP) está compuesto por los nervios que conectan el SNC con los músculos, órganos y tejidos del cuerpo, y se divide en dos partes principales:
  3. El Sistema Nervioso Somático (SNS) es responsable de controlar los movimientos voluntarios y la percepción sensorial consciente.
  4. El Sistema Nervioso Autónomo (SNA), o Sistema Nervioso Vegetativo, se encarga de controlar las funciones corporales involuntarias, como la respiración, el ritmo cardíaco, la digestión o la temperatura corporal, entre otras.

Por tanto, el SNA controla muchas funciones que son esenciales para mantener la homeostasis o equilibrio interno del cuerpo.

 

¿Qué funciones tiene el Sistema Nervioso Autónomo?

El SNA funciona como un sistema automático que va ajustando las funciones corporales en función de los cambios que percibimos en el entorno o en nuestro propio cuerpo.

El SNA controla muchas funciones importantes, algunas de estas funciones son:

  • La frecuencia cardíaca y la presión arterial: el latido del corazón y la fuerza con la que bombea la sangre.
  • La respiración: la frecuencia y profundidad de la respiración.
  • La digestión: la producción de jugos gástricos y la movilidad intestinal.
  • La temperatura: la sudoración y el flujo de sangre a la piel para regular la temperatura del cuerpo.
  • La vista: aunque el SNA no controla la vista sí que tiene un efecto indirecto al regular la dilatación o constricción de la pupila.
  • La respuesta sexual: la erección y la lubricación, la contracción de los músculos del suelo pélvico, la excitación sexual y el deseo.
  • El control de esfínteres: el control de los músculos implicados en la defecación y la micción.

 

¿Qué sistemas conforman el Sistema Nervioso Autónomo?

El SNA se compone de dos sistemas principales: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. Ambos sistemas trabajan juntos, pero tienen diferentes funciones:

  • El Sistema Nervioso Simpático se activa en situaciones de estrés y peligro y facilita una respuesta de lucha o huida. Cuando se activa este sistema aumenta nuestra frecuencia cardíaca, se nos dilatan los bronquios y los vasos sanguíneos para aumentar el flujo de sangre y oxígeno en los músculos y liberamos adrenalina y otras hormonas que permiten aumentar nuestra energía y atención.
  • El Sistema Nervioso Parasimpático se activa en situaciones en las que estamos relajados y tranquilos y, por tanto, facilita el descanso. Cuando se activa el sistema nervioso parasimpático disminuye nuestra frecuencia cardíaca, se contraen nuestros bronquios y los vasos sanguíneos y aumenta la actividad de nuestro sistema digestivo y urinario.

Stephen Porges creó la teoría Polivagal para explicar de forma más detallada el funcionamiento de estos sistemas según las situaciones que tenemos que afrontar.

 

El SNA y el trauma

Cuando experimentamos un evento traumático, nuestro SNA entra en una respuesta de “lucha o huida”, es decir, se activa nuestro Sistema Nervioso Simpático para aumentar nuestras probabilidades de sobrevivir, con todo lo que ello implica.

En ocasiones, tras haber experimentado un trauma o estar expuestos de forma constante a una situación estresante, podemos atascarnos en este estado de alerta constante. Esto puede causarnos una serie de problemas físicos y mentales, como por ejemplo ansiedad, depresión, trastornos del sueño, problemas digestivos, problemas de memoria y concentración, dolores crónicos, entre muchos otros. En muchas ocasiones, será necesario poder tratar este trauma para ayudar en la regulación del SNA y poder así reducir la sintomatología.

 

EMDR para tratar el trauma

El tratamiento con EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es especialmente efectivo en casos de Trastorno de Estrés Postraumático. Esta técnica tiene como objetivo reprocesar los recuerdos traumáticos para poder reducir las emociones negativas asociadas a ellos. Para ello, se utiliza la estimulación bilateral, normalmente con movimientos oculares o tapping, para facilitar el acceso a los recuerdos y la desensibilización emocional.

En Neuroscenter, contamos con psicólogos especializados en esta técnica que podrán atender tu caso particular y así ofrecerte la ayuda que necesitas. Además, también encontrarás otras técnicas, como el Neurofeedback o la PNI, que también pueden resultar muy útiles en la regulación del sistema nervioso. Puedes contactarnos desde cualquier lugar, realizamos terapias tanto de forma presencial, en nuestros centros de Barcelona y Girona, como también de forma online.

 

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