¿Qué es la psicología perinatal?

La psicología perinatal es la rama de la psicología que se centra en atender a todos los aspectos relacionados con la salud mental en relación con el entorno de la maternidad y/o paternidad desde que surge el pensamiento y deseo de serlo hasta el primer año de vida, pasando por el proceso de concepción , embarazo, parto y posparto.

Las clínicas de reproducción asistida han tenido un gran aumento de actividad tras el periodo de la crisis, ya que en ese periodo también se reducía la natalidad por factores económicos; contribuyendo así a posponer el planteamiento de reproducirse.

Sea por el factor que sea, ha habido un aumento en las intervención de reproducción asistida, ya sea inseminación, FIV (Fertilización in vitro) o ICSI (inyección intracitoplasmática). En cualquiera de estas modalidades se pueden usar tanto gametos propios o como de donante. Otro formato menos conocido es la adopción de embriones, que es el proceso en el que se implanta en el útero de la mujer unos embriones sobrantes de otras parejas que han decidido donarlos.

En los procesos en los que se acepta o se necesita el material genético de donantes, suele producirse el llamado duelo genético y en general suele haber un cierto nivel de ansiedad en momentos críticos como en la transferencia de embriones o la beta espera. No significa que todas las personas o parejas que acuden a los procesos de reproducción asistida sufran de malestar psicológico pero si es habitual encontrarse con procesos de adaptación constantes en por ejemplo las pérdidas (no ser fértil, procesos de tratamiento fallidos, pérdidas tras conseguirlo o incluso tras el nacimiento…).

No solo es importante tener en cuenta toda esta fase de concepción sino también es relevante el periodo de gestación. Durante el periodo de embarazo, las aproximadas 40 semanas, suelen producirse muchos cambios, expectativas, miedos, preocupaciones de organización futura o de desempeño del propio rol de madre/padre… Todo ello es normal a pesar de que socialmente no se contemple ni permita expresar.

Se supone que el proceso de maternidad es algo maravilloso y necesario para una mujer y obviamente no cabe lugar a expresar cualquier sentimiento opuesto. Este tipo de tabú aumenta la sensación de ansiedad y consecuentemente en el malestar psicológico.

El embarazo y parto es uno de los factores estresantes per se, como podría ser el de una mudanza. De hecho, sabemos que en torno el 40% de las mujeres tiene algún tipo de sintomatología. Es bien conocida la depresión posparto, que afecta al 13-15% de las mujeres.

Siendo unos datos tan relevantes, incluso por encima de la diabetes gestacional o la preeclamspia, hasta hace poco no se tenía en cuenta la salud mental de las madres como parte del protocolo de pruebas de seguimiento al embarazo normal. Por suerte, la consciencia y la insistencia de los profesionales han intervenido en este proceso de inclusión como algo habitual.

La salud mental de una mujer embarazada es clave para el correcto desarrollo del bebé. Es mucho más conocido por la población en general que el consumo de sustancias, ya sea tabaco, alcohol o drogas pueden tener efectos dañinos sobre el desarrollo de esa criatura pero también lo es el estado emocional de la madre.

Muchos estudios demuestran cono el nivel de ansiedad continuado de la madre puede interferir en el desarrollo, siendo este de menor tamaño, más prematuro o con futuras dificultades asociadas al neurodesarrollo. El proceso de gestación y primeros años de vida es cuando se desarrolla el cerebro por lo que se puede considerar un periodo crítico.

Por otra parte también es importante imaginar a una madre con un gran nivel de preocupación sobre su situación de cambio y como esto puede influir en el tipo de vinculación que tendrá con el bebé. Durante el proceso de embarazo, aquellas madres que tengan un estado emocional más equilibrado, con un entorno estable y sin preocupaciones excesivas sobre el futuro podrán destinar más tiempo y espacio mental a desarrollar representaciones mentales de esa criatura, iniciar un tipo de relación temprana, cuidados como por ejemplo cumpliendo con las visitas que no una madre que no tenga esas situaciones.

Consecuentemente, el tipo de disponibilidad y cuidados por parte de la madre en relación a ese bebé es mejor de cara a un tipo de apego seguro. Este tipo de apego es el óptimo para el correcto desarrollo de cualquier persona, siendo el que más capacidad de resilencia posibilita en el futuro.

Es importante atender al bebé pero también a la madre y al entorno que la rodea de cara a mejorar nuestro desarrollo como personas desde incluso antes de nacer.

La figura del psicólogo perinatal está tanto para prevenir como para atender a las posibles dificultades emocionales y psicológicas durante este periodo. El objetivo siempre será el de generar una mejoría en el estado de la madre y consecuentemente en el impacto de este en la criatura, aumentando así las posibilidades de mejor desarrollo.

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