¿Cómo tratar a un niño con autismo?

¿Qué es el trastorno del espectro autista (TEA)?

Se trata de una afección que guarda relación con el desarrollo del cerebro, afectando al modo en que la persona percibe, socializa y se relaciona con otras personas. Esto causa un déficit en la comunicación y en la interacción social, así como un repertorio de comportamientos e intereses anormalmente reducido. Así pues, no se trata de un diagnóstico único, sino de un conjunto de trastornos que tienen en común un cierto déficit en las áreas anteriormente mencionadas.

El trastorno del espectro autista comienza en los primeros años de vida, provocando, a largo plazo, problemas para desenvolverse en sociedad (por ejemplo en la escuela, en el trabajo, o en situaciones sociales). Aunque no existe una cura para este tipo de trastorno, un tratamiento temprano e intensivo puede ser decisivo y marcar la diferencia positivamente en la vida de muchos niños.

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¿Cómo se detecta el autismo en los niños?

Muchos niños con trastornos del espectro autista presentan diferencias en el desarrollo antes de los 24 meses, especialmente relacionadas con las habilidades sociales y del lenguaje, aunque en ocasiones pueden ser difíciles de detectar y pasar desapercibidas. 

Hay que tener en cuenta que los niños con TEA no siempre presentarán los mismos síntomas, pues la severidad y cantidad de éstos puede variar significativamente de un caso a otro.

A continuación os presentamos algunos ejemplos de las diferencias y comportamiento que presentan los niños con TEA en los ámbitos social y del comportamiento.

Diferencias a nivel social:

  • No mantiene el contacto visual o lo establece muy poco
  • No responde a la sonrisa u otras expresiones faciales de los padres
  • No mira los objetos ni eventos que los padres señalan o miran
  • No puede mantener o iniciar una conversación o tiene dificultad para ello
  • Habla con un tono o ritmo anormal
  • No señala objetos ni eventos para que los padres los miren
  • No lleva objetos que le interesan para que los padres los miren
  • No suele mostrar expresiones faciales adecuadas
  • Prefiere jugar solo y se abstrae fácilmente
  • Es incapaz de percibir los pensamientos o sentimientos de otros a partir de sus expresiones faciales
  • No muestra empatía por los demás
  • Es incapaz o carece de interés por entablar amistad con otros

Diferencias de comunicación:

  • No señala cosas para indicar sus necesidades
  • No comparte cosas con los demás
  • Repite lo que otros dicen sin comprender el significado (repetición mecánica)
  • No responde al ser llamado por su nombre, pero sí reacciona a otros sonidos.
  • Mezcla pronombres pudiendo referirse a sí mismo como “tú” y a otros como “yo”
  • A menudo parece no querer comunicarse
  • No inicia ni sigue conversaciones
  • No usa objetos ni juguetes para representar a personas de la vida real en sus juegos
  • Puede tener muy buena memoria, en especial con relación a las matemáticas o los números, las letras, las canciones, o algún tema específico
  • Puede sufrir una pérdida del lenguaje u otras habilidades, habitualmente entre los 15 y 24 meses de edad (regresión)

Diferencias de comportamiento (conductas obsesivas y repetitivas):

  • Comportamiento “estereotípico”: El niño se balancea, se mece, da vueltas, camina con la punta de los dedos, aletea con los brazos, etc.
  • Preferencia por la rutina, el orden y los rituales; dificultad con los cambios o las transiciones entre actividades
  • Realiza actividades que podrían causarle daño como morderse o golpearse la cabeza
  • Obsesión con algunas actividades que realiza de forma repetitiva durante el día
  • Juega con partes de los juguetes en vez de jugar con los juguetes enteros, o se deslumbra con los detalles de un objeto
  • Aparenta no sentir dolor
  • No participa en juegos de simulación o imitación
  • Tiene preferencias específicas a la hora de consumir alimentos
  • Puede ser muy sensible o muy insensible a olores, sonidos, texturas y tacto, o luces.
  • Observa, mira o contempla objetos de manera inusual o desde ángulos poco comunes

¿Cuáles son las causas del autismo?

Actualmente no existe un consenso en la comunidad científica acerca de las causas del autismo. Así pues, aunque en última instancia éstas continúan siendo un misterio, todo parece indicar que se trata de un trastorno complejo condicionado por diferentes factores, que pueden actuar como desencadenantes o bien como predisponentes, y que exponemos a continuación:

  • Factores genéticos: Se estima que alrededor del 90% de los casos de TEA se deben a alteraciones genéticas, si bien todavía no se ha identificado ninguna mutación específica. 
  • Factores medioambientales: Muchos expertos indican estos factores como causa principal cuando no existen mutaciones genéticas. Estos factores inciden especialmente durante la gestación.
  • Alteraciones neurológicas: Los TEA se han relacionado con daños específicos en determinadas áreas del cerebro.
  • Factores psicológicos: Aunque no suelen ser una causa directa, existen estudios que indican que los niños cuyas madres sufren estrés durante el embarazo, tienen más probabilidades de padecer TEA.
  • Otras condiciones de salud: Aunque son una minoría (la mayoría de casos son primarios y no secundarios), existen algunas condiciones pueden ser el detonante del autismo como por ejemplo la parálisis cerebral, la distrofia muscular, la esclerosis tuberosa, o el síndrome del X frágil.

Tipos y grados de autismo

Se diferencian 5 grandes tipos de autismo, de modo que aquellas personas que lo sufren pueden situarse en cualquier punto del espectro.

  • Autismo: Habitualmente comienza en los 3 primeros años de vida, siendo los padres los que comienzan a identificarlo mediante comportamientos diferentes como una nula o escasa comunicación verbal, o el no mostrar interés en llamar la atención de los padres o en identificar objetos.
  • Síndrome de Rett: Se caracteriza por presentarse casi exclusivamente en niñas y por ser regresivo. Existe un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso que se manifiesta en forma de alteraciones en la cognición, la comunicación y la motricidad, por lo general alrededor de los 2 años.
  • Síndrome de Asperger: Es el tipo más difícil de diagnosticar, dado que las personas que lo padecen no presentan ningún tipo de discapacidad intelectual ni rasgo físico característico. Sin embargo existe un déficit en cuanto a habilidades sociales y comportamiento, comprometiendo su desarrollo y su integración social. Sus características más habituales son la falta de empatía, la poca coordinación psicomotriz, la obsesión con temas particulares, o el no entender los dobles sentidos o la ironía.
  • Trastorno desintegrado infantil o síndrome de Heller: Suele aparecer alrededor de los 2 años de edad, y si bien afecta las mismas áreas que los otros tipos de autismo, se caracteriza por su carácter regresivo y repentino, hasta el punto en que en ocasiones el propio niño se da cuenta de ello.
  • Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: Esta etiqueta se usa en casos en que los síntomas clínicos resultan demasiado heterogéneos para ser incluidos en alguno de los tipos anteriores.

Tratamientos para el autismo

Lo primero que debemos tener en cuenta que el autismo no tiene cura, por lo que es algo que acompaña a quienes lo sufren durante toda la vida. Lo que sí tiene es tratamiento, que si se realiza de forma apropiada puede contribuir de una manera eficaz y notable al desarrollo y bienestar de la persona.

Las intervenciones y terapias más efectivas a menudo son diferentes para cada persona, pues como hemos visto el espectro es amplio, aunque la mayoría de personas responden mejor a tratamientos estructurados y especializados. Los objetivos generales del tratamiento son:

  • Minimizar los déficits de interacción y comunicación social, así como las conductas repetitivas y los síntomas asociados.
  • Mejorar la autonomía y el funcionamiento, facilitando la adquisición de habilidades para la vida cotidiana y el aprendizaje académico
  • Disminuir las conductas que interfieren negativamente en su correcto funcionamiento.

Las intervenciones deben ser llevadas a cabo por profesionales especializados, junto con los padres y profesores en la escuela. Existen muchos tipos de tratamiento disponibles, por ejemplo: terapia cognitivo-conductual, terapias educativas y basadas en la escuela, terapia nutricional, neurofeedback, terapia del habla y el lenguaje, medicamentos, medicina natural etc. que deben adecuarse a cada caso específico.

En Neuroscenter contamos con amplia experiencia en el tratamiento de niños con trastornos del espectro autista con resultados excelentes combinando el neurofeedback con psicoterapia y otras intervenciones, según cada caso en particular. Son muchas las personas que se han beneficiado con nuestros tratamientos sin importar su edad ni la edad en que fueron diagnosticados.

Recuerda que si tienes alguna preocupación sobre el comportamiento de tu hijo o hija, lo mejor es consultar a un especialista cuanto antes, pues reaccionar de forma temprana puede marcar la diferencia en el desarrollo de los pequeños.

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