Cómo prevenir o gestionar un ataque de pánico

Los ataques de pánico se caracterizan por tener una duración menor que la de los cuadros de ansiedad y suelen darse de manera más repentina. Esto no quiere decir que un ataque de pánico sea de menor intensidad o menos sufrido que uno de ansiedad,  sino que son diferentes, tienen un origen distinto y en principio, deben ser puntuales y no prolongarse en el tiempo.

En Estados Unidos se estima que alrededor del 5% de la población experimenta al menos un ataque de pánico a lo largo de su vida. Lejos de lo que se pueda pensar, nadie está exento de poder sufrirlos ya que una de sus características principales es que son muy repentinos y prácticamente pueden ocurrir a cualquier persona.

¿Qué provoca un ataque de pánico?

Como hemos comentado, lo que más los define es la imprevisibilidad. Un ataque de pánico puede ocurrir a cualquier hora del día, incluso mientras duermes, y no importa lo tranquila o alterada que sea tu vida (aunque eso puede aumentar la probabilidad de sufrirlos). Cualquier situación, por muy cotidiana que sea en nuestras vidas, y por mucho que la hayamos realizado miles de veces, puede terminar en un ataque de pánico.

Las mujeres, debido a los cambios hormonales, son más propensas que los hombres a sufrirlos, en concreto casi un 50% más. Por otro lado, personas con otro tipo de problemas de salud como el asma o enfermedades cardíacas, tienen también una mayor probabilidad ya que pueden experimentar más fácilmente sensaciones de asfixia que lleguen a desembocar en un ataque de pánico.

El estrés está muy ligado a los ataques de pánico. Mientras que en el caso de un ataque de ansiedad el estrés puede ser el detonante, en un ataque de pánico no tiene porqué ser el origen sino más bien un factor que aumenta la probabilidad de sufrirlos. Sea como sea, lo más recomendable si se cree haber sufrido uno, es comentarlo con un especialista que te pueda ayudar y te aconseje para no volver a pasar por una experiencia similar.

¿Qué se siente?

Los síntomas de un ataque de pánico son similares a cuando se sufre uno de ansiedad. Sin embargo, hacemos hincapié en el carácter puntual y fugaz de estos (máx. 30 minutos). Es probable que sientas:

  • Sensación de mucho agobio o náuseas
  • Gran sudoración y ambiente caluroso
  • Síntomas de asfixia así como dificultad para respirar de manera profunda
  • Ganas de vomitar o ardor en la boca del estomago
  • Un pulso muy acelerado
  • Rápidos cambios de temperatura que te provocan escalofríos

Los síntomas asustan a cualquier mortal y es algo que nadie desea ni a su peor enemigo, no obstante, eso no quiere decir que sea inaguantable o que vayamos a morir si nos pasa (pensamientos que vienen a la cabeza de quien los sufre). Lo más recomendable es que seas consciente de que puede aparecer en cualquier momento y sepas qué debes hacer para mitigar los síntomas.

¿Qué hacer ante un ataque de pánico?

Lo mejor que puedes hacer y que cualquier profesional te va a recomendar, por muy obvio que parezca, es que tomes aire profundamente y trates de relajarte. Cuando estás sufriendo un ataque de pánico tu cuerpo y mente se someten a un gran estrés por lo que las sensaciones que más te invaden son de inseguridad, huida, lucha por tu vida, y precisamente estas son el tipo de reacciones que tienes que evitar.

Si permites que este miedo te domine, únicamente estarás echando más leña al fuego ya que a la vez que el ataque continúa, tu te pones cada vez más nervioso, acrecentando las sensaciones que ya estás experimentando. Lo mejor es ponerse en situación, una de las cosas que más ayuda es aceptar el ataque en vez de luchar contra él y actuar de manera racional teniendo en cuenta que únicamente durará unos minutos si consigues relajarte.

Otras acciones que pueden ayudar es andar sobre suelo firme o en el caso de sentir un gran mareo sentarse. Tensar y destensar el cuerpo, es otra de las mejores soluciones ya que ayuda a distraer tu mente, al igual que respirar profundamente y de forma pausada. Una vez haya pasado, lo mejor es que te realicen un chequeo  para evaluar cuál es la razón por la cual se producen estos ataques de pánico.

¿Cómo evitar un ataque de pánico?

Como hemos comentado, un ataque de pánico no se puede evitar tan a la ligera ni existe una guía milagrosa que te haga no sentir uno nunca. Sin embargo, llevar una vida sana, comer de manera equilibrada, hacer deporte, tener tiempo de ocio y en definitiva vivir sin estar sometido a un gran estrés es de ayuda y reduce las probabilidades de llegar a sufrirlo.

La falta de sueño, tomar alcohol u otras sustancias que alteren la mente, llevar una vida poco organizada o con mucho estrés, personas que llevan estilos de vida insanos pueden padecer este tipo de ataques. Si consideras que sufres de ansiedad o gran estrés es recomendable que acudas a un profesional ya que este te aconsejará cómo puedes abordar el foco de tu estrés y llevar una vida más tranquila.

Qué tratamiento se recomienda para prevenir los ataques de pánico

Si eres una persona propensa a sufrir ataques de este tipo debes de saber que son muy tratables por psicólogos con un gran porcentaje de reducción en los episodios. Para ello se emplea la terapia cognitiva conductual que se enfoca en reducir esos comportamientos o pensamientos que le lastran y provocan dichos ataques de pánico.

Existe quien trata de afrontarlos mediante el uso de tranquilizantes pero, lejos de la realidad, esto no es recomendable ya que en la mayoría de ocasiones terminan agravando la situación. La mejor manera de contraatacar es trabajando su mente para minimizar el impacto que tienen, además de reducir o eliminar la aparición de los mismos.

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