Teoría Polivagal

Conocer más sobre la Teoría Polivagal nos permitirá comprender el funcionamiento de nuestro cuerpo, cómo nos afectan los eventos traumáticos vividos y por qué pueden contribuir en el desarrollo de patologías físicas y psíquicas.

El Sistema Nervioso Autónomo y el Nervio Vago

El Sistema Nervioso Autónomo (SNA) o vegetativo es el encargado de regular las funciones viscerales involuntarias de nuestro organismo. Por ejemplo, ayuda a controlar la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, la digestión, etc.

Es el responsable de que respondamos de forma adecuada a los estímulos externos e internos.

También se encarga de nuestra supervivencia y de cómo respondemos frente a eventos estresantes. Escanea constantemente el entorno en busca de señales de seguridad y peligro.

El SNA se compone de dos sistemas:

  1. Sistema Nervioso Simpático: se encarga de generar respuestas de activación.
  2. Sistema Nervioso Parasimpático: es opuesto al anterior, genera respuestas de desactivación y vuelta a la calma. El componente principal de este sistema, implicado en muchas funciones de nuestro organismo, es el nervio vago.

La Teoría Polivagal

Stephen Porges creó la teoría Polivagal con el objetivo de entender y explicar de forma más precisa el comportamiento humano.

Porges plantea que podemos dividir el SNA en tres ramas distintas, cada una correspondiente a los tipos de respuesta que puede dar el SNA.

  1. Rama parasimpática ventral del nervio vago. Esta rama se activa para dar respuesta a situaciones de calma en las que no hay estímulos amenazantes. Nos sentimos tranquilos, relajados y conectados con el entorno. Es el sistema de participación social, en el que tenemos un estado de activación fisiológica óptima, nos sentimos seguros y somos flexibles, esto facilita el establecer vínculos.
  2. Rama simpática. Esta rama se activará cuando se detecte un peligro. Se prepara al cuerpo para luchar o huir. Aumenta el ritmo cardíaco y la respiración. Se libera adrenalina y cortisol y se envía sangre a los músculos para prepararlos.
  3. Rama parasimpática dorsal del nervio vago. Esta última rama se activará, de forma inconsciente, cuando se valore que el peligro es tan grande que no podemos hacer nada, nos inmoviliza. El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la temperatura corporal se reducen y se liberan endorfinas para reducir la sensación de dolor.

Cuando el SNA funciona correctamente es capaz de pasar de un estado a otro con fluidez o mezclar los estados. Esto nos ayuda a manejar el estrés y a ser resilientes ante acontecimientos negativos, a recuperarnos y seguir adelante.

El trauma y la Teoría Polivagal

El trauma y el estrés crónico pueden impedir que el SNA funcione de forma correcta, regulada y resiliente.

Cuando alguien ha experimentado un trauma, su capacidad para escanear el entorno en busca de señales de peligro puede verse sesgada. El objetivo de nuestro cuerpo es ayudarnos a no volver a experimentar un momento aterrador como ese, por lo que hará lo que sea necesario para protegernos.

A medida que nuestro sistema de vigilancia se pone en marcha, puede interpretar muchas señales en nuestro entorno como peligrosas, incluso aquellas señales que otras personas pueden percibir como neutrales o benignas.

Muchos problemas físicos y emocionales pueden surgir de un SNA crónicamente desregulado. Cuando el SNA se atasca en los estados de supervivencia, nuestra biología cambia de enfoque de las tareas que nos mantienen sanos y felices a sobrevivir ante la percepción de amenazas inmediatas. En consecuencia, habrá un aumento de ciertas hormonas, como el cortisol, puede aumentar la presión arterial y el ritmo cardíaco, activar o detener el sistema digestivo, etc. Una respuesta del organismo que no es adecuada en ese momento determinado y que es dañina.

Muchas patologías crónicas y difíciles de diagnosticar se pueden atribuir a una disfunción del SNA (desórdenes digestivos, enfermedades autoinmunes, fatiga crónica, dolor crónico y migrañas).

Esto se pudo demostrar en un estudio realizado por Kaiser y el CDC (Centro de Control de Enfermedades), en el que contaron con más de 17.000 pacientes. Se observó la relación que existe entre las experiencias adversas vividas en la infancia y el bienestar a largo plazo. Los resultados indicaron que, en general, cuantas más experiencias adversas se han vivido en la infancia más probabilidad de padecer enfermedades como: cáncer, abuso de drogas, infarto, diabetes, enfermedad del corazón, intento de suicidio, obesidad y depresión. En los casos en que habían experimentado seis o más eventos adversos en la infancia, la esperanza de vida disminuía casi 20 años.

¿Qué podemos hacer cuando el SNA se desregula?

Para que nuestro SNA vuelva al estado de tranquilidad y seguridad, debemos volver a entrenarlo.

Es fundamental que aprendamos a escuchar nuestro cuerpo. Cada persona responde de una forma distinta a un mismo estímulo, observar cómo respondemos ante ciertas situaciones será de gran ayuda. Qué es lo que nos hace sentir seguros o si ante una amenaza nuestra primera reacción es luchar o quedarnos paralizados, esto nos facilitará conocernos mejor y nos llevará a modificar nuestros patrones de respuesta.

Nuestro SNA está constantemente comunicándose y sintonizando con los demás, tenemos tendencia a reproducir los estados de quienes nos rodean. Conectar con personas que están seguras, sintonizadas y presentes es una buena manera de restaurar un SNA saludable.

Realizar actividades que nos hacen sentir mejor, como yoga, bailar, pasar tiempo en la naturaleza, hacer ejercicio, etc. también pueden ayudar.

Es posible volver al estado de regulación abordando el trauma desde diferentes enfoques terapéuticos.

Somatic Experiencing

El Somatic Experiencing pretende restablecer el equilibrio del sistema nervioso, mejorar la capacidad de afrontar el estrés, aumentar la vitalidad, y la capacidad de vivir activamente.

Desde esta perspectiva terapéutica, se determina y se evalúa si la persona se ha quedado anclada en una respuesta de lucha, huida o congelación, a través de la memoria corporal, para así poder proporcionarle las herramientas necesarias para lograr su regulación de manera natural.

Tratamiento con EMDR

El EMDR es el tratamiento de elección para los casos de Trastorno de Estrés Postraumático.

El objetivo de esta técnica es acceder a los recuerdos traumáticos para volver a reprocesarlos, reduciendo las emociones negativas que tenemos asociadas a éstos. Para realizarlo se utiliza la estimulación bilateral, normalmente con movimientos oculares o tapping, para facilitar el desbloqueo de los recuerdos y la desensibilización emocional.

ISF Neurofeedback

El Neurofeedback es una técnica que pretende entrenar el cerebro en la regulación de ciertos patrones de ondas que pueden estar desregulados.

Concretamente, el ISF Neurofeedack se centra en el entrenamiento de las frecuencias más bajas. Son estas frecuencias las que están relacionadas con las funciones del SNA. Por lo tanto, a través de este entrenamiento se busca que la persona pueda conseguir su equilibrio, un estado de calma y seguridad.

Superar los traumas y liberarnos del bloqueo llevará a la regulación del SNA. No se trata de estar siempre tranquilos o movilizados, si no de tener un SNA flexible y resiliente que pueda evaluar y responder adecuadamente.

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