Cómo solucionar la fobia a los ruidos fuertes y a los petardos

Se acerca la fecha de la verbena de San Juan y es un momento especial para muchas personas, ya que simboliza esa regeneración y nueva etapa que muchos desean, aunque para muchas otras representa un momento de sufrimiento.

Sorprende este tipo de afirmaciones pero es normal encontrarse en consulta con personas que tienen temor a los petardos. Incluso en algunos animales también se puede observar ese sufrimiento de forma que se esconden, tiemblan o se acercan a sus figuras de seguridad.Los estruendos, los sustos y la posibilidad de hacerse daño es algo que lógicamente puede generar un cierto temor aunque no en todos tiene la posibilidad de llegar a ser tan intenso que se llegue a generar la fobia como tal.

Se entiende la fobia como la situación en alguna persona que algún estímulo, ya sea un objeto o alguna situación, provocan un miedo, ansiedad o malestar suficientemente elevado como para interferir en el funcionamiento normal. Consecuentemente se intenta evitar al máximo posible con el objetivo de no sentir ese malestar e incluso el anticipar ese tipo de situaciones genera también un cierto sufrimiento. Pueden darse de forma directa, es decir, en primera persona haber experimentado el suceso como también indirecta, a través de la experiencia de otra persona por ejemplo siendo observador de ello.

Aquella persona que haya sufrido algún tipo de accidente con los petardos o lo haya presenciado de cerca es posible o al menos tiene más probabilidad de presentar este tipo de fobia. Hay casos que han sufrido algún tipo de herida o algo más grave como pérdida de audición o incluso alguna parte del cuerpo por la explosión. Está claramente asociado aquí el trauma con el tipo de sucedo vivido y por lo tanto es importante valorar una intervención psicológica de soporte a la médica de cara a evitar en un futuros problemas.

En otras ocasiones en las que no ha sucedido ningún accidente propiamente dicho con este tipo de pirotécnica se vincula la fobia a otras experiencias en las que ha habido algún tipo de implicación con ruidos intensos. En estos casos algunas veces se asocia a víctimas de maltrato.

Los fuertes ruidos pueden recordar las escenas vividas de golpes tanto a una misma como a objetos y cada vez que suena algún ruido con un cierto nivel de intensidad se asocia automáticamente a las experiencias previas. Este mecanismo se da de forma inconsciente y genera un estado de alerta totalmente incómodo. En este caso también sería importante realizar una intervención con algún profesional de la salud mental, no solo para trabajar sobre los problemas con la generalización de la activación con los ruidos (como lo sería en la verbena de San Juan) como también con toda la historia previa.

El tipo de intervención idónea para los tipos de fobia a los petardos expuestos, ya sea primario o secundario, sería la exposición. Este tipo de intervención es el clásico en psicología para trabajar con las fobias y esta se puede realizar tanto en imaginación como en la realidad y también de forma directa como progresiva.

La evolución en el campo de la intervención con las terapias de tercera generación como lo es el EMDR o el Neurofeedback permiten trabajar este tipo de problemas con menos sesiones y con unos resultados iguales o incluso mejores. Hay que comprender que el tipo de trabajo que se realiza con el EMDR es mucho más profundo y que la combinación con el Neurofeedback permite llegar a ello de una forma mucho más rápida.

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