¿Por qué nos cuesta tanto cambiar nuestros hábitos?

 ¿Podemos cambiar nuestros malos hábitos?

Hoy en día vivimos en una sociedad en continua evolución, la realidad externa que nos rodea cambia constantemente. Cada año gracias a los progresos de la ciencia y de las tecnologías nos encontramos frente nuevos descubrimientos, nuevas tecnologías, nuevas maneras de hacer las cosas y nuevas formas de vivir.

Gracias a los avances de los actuales medios de comunicación y de difusión de la información somos potentes fuentes de conocimiento. A través de internet nuestro cerebro está cada día acosado por más y más información que tenemos que procesar, el desarrollo de la sociedad va tan rápido que nuestro cerebro no consigue mantener el ritmo, poniéndonos así en una condición de estrés, que afecta a la mayoría de los ciudadanos de cultura occidental.

En los últimos tiempos se ha intensificado un cambio cultural hacia la individualización, ya que ahora el enfoque social va dirigiéndose cada vez más al crecimiento y a la realización personal de cada individuo. Además en las últimas décadas ha aumentado el nivel de sensibilización social sobre temas psicológicos y de bienestar.

Cada vez más gente, se preocupa por leer libros de auto-ayuda y de mejora personal, participan a talleres, charlas y clases de yoga y meditación, las cuales son potentes herramientas para lograr el equilibrio personal y reducir el estrés.

Hoy en día sabemos que el estrés tiene potentes consecuencias sobre nuestra salud mental y física. Afecta a nuestra capacidad de razonar y de tomar decisiones, sabemos que comer muchas grasas, tener una vida sedimentaria, reprimir a menudo nuestras emociones, dormir poco o tener una baja calidad de sueño afectan negativamente al funcionamiento de nuestro cerebro y a nuestro estado de ánimo. Así que hemos empezado a implicarnos siempre más en preservar y mejorar nuestra salud mental y física, pero a veces, a pesar de todos nuestros esfuerzos, nos resulta así difícil romper con viejos patrones y conseguir cambiar nuestros hábitos. Así que a menudo nos encontramos desanimados ya que empezamos a creer que este cambio nunca pasará y que solo es una ilusión.

De hecho, no importa cuántos libros hemos leído, cuantas clases de yoga hemos frecuentado, cuantas charlas hemos escuchado…etc. porque en la mayoría de las veces nuestro cerebro sigue reaccionando de la misma manera que antes a las cosas que nos pasan.

Entonces la pregunta es: ¿por qué es tan difícil romper viejos patrones? ¿Por qué seguimos actuando de la misma manera aunque somos conscientes que no es la mejor para nosotros? ¿Por qué todavía nos afectan tantos las cosas y nuestro cerebro entra con facilidad en un estado de alarma y de estrés?

La respuesta está en el cerebro. El cerebro, esta maravillosa máquina que nos permite ser lo que somos, tiene sus fallos y sus límites.

El cerebro es un órgano muy inteligente, cada día procesa billones de bit de información y nunca para de trabajar, tampoco cuando dormimos, él se queda activo protegiéndonos y permitiéndonos procesar todas las memorias subconscientes a través de los sueños y se ocupa del proceso de limpieza para que las neuronas se mantengan sanas.

Como puede, entonces, un órgano tan inteligente como el cerebro se resista así al cambio a pesar de nuestros esfuerzos. Este es la paradoja de su inteligencia: aunque el cerebro sea un órgano plástico, es decir modificable a lo largo de la vida por las experiencias, su función es también la de mantener el equilibrio y, sobretodo, de protegernos, así pues nos resulta muy difícil romper patrones neuronales que han sido reforzados durante toda nuestra vida. Para generar nuevos patrones y debilitar los viejos, el cerebro necesita muchas evidencias, es decir que nos va a costar mucho tiempo antes que estos patrones empiecen a ser debilitados de verdad y que los nuevos ocupen su lugar.

Por ejemplo, el cerebro de alguien que desde muy pequeño ha vivido en un entorno poco seguro y que generaba miedos, como por los que han vivido en un contexto caracterizado por mucho ruido, gritos, peleas, ha aprendido que necesita estar más en alerta de lo normal desarrollando y reforzando un patrón de “respuesta de defensa o huida” que a lo largo de la vida se convierte en un estado de estrés duradero, y entonces aparece la ansiedad, ya que el cerebro vuelve a activar dicho patrón también en contextos donde no haría falta al fin de protegernos.

Para hacer que el cerebro desaprenda esta respuesta automática y subconsciente hace falta volver a enseñarle nuevas respuestas y nuevas creencias, este es un proceso que, necesita un tiempo. La única manera para que estos patrones subconscientes cambien a la misma medida en lo que cambia nuestra forma de pensar gracias a nuevos conocimientos, es de hacer el subconsciente consciente así como decía el célebre psicólogo C. Jung.

La meditación, las clases de yoga, los libros son herramientas muy potentes para desarrollar más nuestros conocimientos y empezar a cambiar nuestra forma de ver la realidad de una manera consciente, pero hasta que no quitamos poder a estos patrones subconscientes el cambio no podrá nunca ser tan real.

En Neuroscenter, a través del Neurofeedback, una técnica neurocientífica de tercera generación, te ayudamos a aprender a reconocer estos patrones y a llevar a la consciencia tu subconsciente, además enseñando a tu cerebro nuevas respuestas y debilitando estos patrones neuronales que todavía no te permiten de cambiar de verdad.

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