¿Sabes qué es el neurodesarrollo infantil?

Primeros pasos: El Neurodesarrollo Infantil

Durante el Neurodesarrollo Infantil actuan mecanismos mediante los cuales el Sistema Nervioso se organiza como un Sistema de Relación.

El Sistema Nervioso genera diferentes respuestas en función de las situaciones y del medio ambiente en el que se encuentra, interactuando con este. La conducta humana viene determinada desde el nacimiento por factores de carácter genético, pero a lo largo del tiempo es modificada por las experiencias que va viviendo el niño, como los vínculos afectivos que establece, cómo interactúa con su entorno, los cuidados físicos que recibe, etc. Experiencias que son necesarias para asegurar el desarrollo de una arquitectura neuronal correcta.

Es en los primeros años de vida del niño cuando se conforman todas las habilidades cognitivas, motrices, perceptivas y sociocomunicativas que favorecerán su correcta y equilibrada adaptación al medio. Con lo cual, el desarrollo infantil supone un proceso de interacción entre el organismo  y el medio en el que se desenvuelve, lo que da lugar a la maduración orgánica y funcional del Sistema Nervioso.

Un proceso que se va produciendo por ciclos y no de manera lineal. Por eso, los primeros meses de un bebé son vitales para conseguir el mayor desarrollo cerebral. Y en este sentido, los padres deben procurar una buena nutrición e hidratación al niño, además de proporcionarle una amplia variedad de estímulos ambientales. Lo cual está muy relacionado con el crecimiento neuronal. Debemos tener en cuenta que un recién nacido tiene un peso cerebral del 20% del de un adulto, pero al cumplir los dos años, ya ha desarrollado el 80% de este órgano.

Periodos críticos

Durante los periodos críticos se produce un desarrollo masivo y muy rápido de las neuronas y de sus conexiones dirigido a conseguir un aprendizaje ágil de procesos cognitivos más complejos. Es justamente en estos momentos cuando el bebé cuenta con una gran capacidad para absorber, asimilar, aprender y recuperar información más rápidamente sin que le suponga un gran esfuerzo. Aparecen entonces comportamientos y procesos cognitivos y emocionales que sorprenden a los padres en la vida diaria de sus hijos.

Estos periodos se alternan con momentos de “parón”, generando una discontinuidad en el desarrollo neuronal que puede dar lugar a comportamientos regresivos, como llorar, irritarse, estar más inquietos de lo normal, perder las rutinas aprendidas, pedir más cariño de sus padres o sentirse emocionalmente inestables.

¿Cuál es el objetivo del neurodesarrollo infantil?

El objetivo del neurodesarrollo infantil es reconocer, anticipar e identificar los posibles riesgos y alteraciones del Sistema Nervioso y el resto de subsistemas involucrados con el mismo que pueden tener un impacto negativo en el desarrollo del niño, permitiendo tomar las decisiones adecuadas e intervenir. Las terapias de neurodesarrollo permiten precisamente resolver los problemas derivados de este impacto negativo, relacionados con el movimiento, la postura, la comunicación y el aprendizaje, corrigiendo y previniendo los desvíos que puedan generarse por razones biológicas y ambientales.

El buen desenvolvimiento de este tipo de terapias se sustenta en la plasticidad del Sistema Nervioso. En el hecho de que en los primeros años de vida se encuentra en etapa de crecimiento acelerado y, del mismo modo que posee una gran plasticidad, también posee una elevada vulnerabilidad. Gracias a la terapia, es posible establecer nuevas estructuras sinápticas en funciones que hubieran quedado dañadas por malformaciones o lesiones; y llevar a cabo una estimulación temprana para incidir en la fase del aprendizaje sobre una estructura cerebral, mediante un remodelado por input sensoriales, con el fin de conseguir que la estructura se reorganice de manera distinta.

Este tipo de intervenciones deben realizarse lo antes posible, en función del problema que se presente. En algunos casos puede ser desde el nacimiento en caso de bebés con elevados riesgos pre y perinatales. Pero también cuando se presenten signos de alertas en controles pediátricos o después de diagnósticos médicos establecidos, durante la primera infancia, niñez, adolescencia o incluso la etapa adulta. Para ello, es necesario llevar a cabo una Evaluación integral de Neurodesarrollo para fijar las necesidades prioritarias y determinar las estrategias para abordar el problema.

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